Hoy ha sido un día fantástico, esta mañana decidí salir a descubrir la verdadera esencia de Bali. Me tracé una ruta aproximada de los lugares que quería recorrer, el único requisito era utilizar los caminos o carreteras menos transitadas, para llegar a Kintamani.
Después de mi desayuno, preparo la mochila, mapa, cámara de fotos, objetivos y un cuaderno para ir anotando los pueblecitos o “banjar” por los que transcurrirá mi ruta.
Los primeros pueblos a las afueras de Ubud me los conozco bastante bien, la carretera es algo transitada, en comparación con el resto de la ruta, super tranquila si las comparamos con el tráfico de cualquier otra carretera de la isla. Después de recorrer los primeros 10 km el escenario empieza a cambiar de forma sorprendente, pequeñas aldeas, carreteras casi desiertas, algunas motos y por supuesto, un paisaje increíble.
Terrazas de arrozales, palmeras inmensas, valles y ríos. La anchura del camino se va estrechando a medida que avanzo, paso en un instante de un espacio abierto, inmensas vistas y los volcanes bellamente dibujados en el horizonte a pequeños puentes rodeados de maleza y gigantescos bambúes a ambas partes del camino que se unen para crear un arco natural por el que me deslizo.
La belleza del camino no es nueva para mi, lo que más me ha llamado la atención ha sido la gente con la que me he encontrado durante el día de hoy. Por un momento me trasladé a las tierras altas de Sri Lanka o la ruta con los easy-riders en Viet Nam. Ver como se sorprendían al verme, sus caras de alegría y sonrisas verdaderas, me han hecho sentir y ver que a sólo 10 km de la ruta principal vive gente en Bali, que casi no tienen contacto con turistas, me ha parecido casi increible. No hay hoteles, ni restaurantes, ni gasolineras, no he visto ni un solo turista en casi 70 km recorridos; Alguien podía imaginarse algo así en la super turística Bali? A mi me ha sorprendido,la verdad.
La agricultura es su único medio de vida, hombres y mujeres, cargando maderas para hacer fuego y poder cocinar en sus casas, grupos de gente recogiendo el arróz, la gran mayoría con los machetes en la mano, algunos incluso con escopetas de caza.
Comí en una pequeña aldea, casi había más moscas que granos de arroz en el plato, pero estaba delicioso, picante y sabroso. Compartí algunos cafes mientras preguntaba algunas dudas sobre el camino a seguir. Comí unas mandarinas en la casa de un chico que me encontré por la carretera, un casa humilde pero con pequeño gazebo de bamboo roto por el sol y la lluvia pero con unas vistas de escándalo.
Al mediodía como mandan los cánones locales, chaparrón, diluvio y una pausa en un minúsculo warung a esperar que el tiempo amaine. Después de 2 horas de lluvia incesante, chubasquero y de vuelta a casita; estaba helado de frío, las manos casi congeladas, si, aunque parezca mentira kintamani esta a 1.500 metros de altura y el fresquito se nota, y uno que ya es medio indonesio todavía más. 😉
Una vez an casa, cafetito caliente, ducha caliente y bien tapado. Ha sido un domingo chulo, deseo que por un instante os podais trasladar hasta aqui y disfrutar de la verdadera Bali así como yo lo he hecho.
Sampai jumpa !!
Jo's diary. 